Archivo de la etiqueta: latin america

Solar Fotovoltaica Bolivia

Hasta la primera mitad de los años 90, se llegaron a instalar en Bolivia unos 5.000 sistemas fotovoltaicos destinados principalmente a telecomunicaciones y electrificación de viviendas rurales.

En la segunda mitad de esa década, se instalaron más de 5.000 sistemas en el departamento de Santa Cruz en un proyecto impulsado por la distribuidora CRE, con financiamiento de la Embajada del Reino de los Países Bajos.

También se implementaron proyectos financiados por NRECA en los Yungas del departamento de La Paz y por Energética en Cochabamba (proyectos Chimboata e Intikanchay).

Desde el año 2000 se instalaron más de 2.000 sistemas por año a partir de proyectos como los ejecutados por el Fondo de Inversión Social (FIS) y la Prefectura del departamento de La Paz.

La cantidad de sistemas instalados a la fecha sobrepasa los 35.000.

De acuerdo con datos proporcionados por la ONG Energética, un 83,4% de las instalaciones solares fotovoltaicas existentes son de uso domiciliario, un 16,3% son de uso social (postas sanitarias, unidades educativas, iglesias, centros de adultos, sindicatos) y un 0,3% son de uso productivo (centros de hilado, centros artesanales, sistemas de bombeo).

La mayor cantidad de instalaciones están ubicadas en los Departamentos de Cochabamba, Potosí y Oruro.

Hay 3 aspectos importantes que pueden favorecer el desarrollo fotovoltaico del país:

1- La fabricación de componentes por parte de empresas bolivianas. Una empresa local ha incluido en su oferta baterías destinadas a los sistemas fotovoltaicos y otra produce reguladores de carga, lámparas fluorescentes tipo PL y conversores de voltaje.

2- La formación de recursos humanos en esta tecnología, que ha sido incluida en la currícula de centros de formación técnica; lo que permite contar con la mano de obra necesaria para soportar un ritmo importante de instalaciones.

3- La calidad de las instalaciones. Bolivia fue el primer país de la región en contar con normas propias que la garantizan. Fueron desarrolladas por el proyecto BOL/97/G31 ejecutado por el Viceministerio de Electricidad y Energías Alternativas con financiamiento de PNUD/GEF y emitidas por el Instituto Boliviano de Normas y Calidad (IBNORCA).

Si bien la tecnología fotovoltaica en Bolivia ha alcanzado cierto grado de madurez, aún tiene desafíos por delante. Especialmente en el ámbito de los usos productivos que deben permitir a los pobladores rurales aumentar sus ingresos. De esta manera, se cumpliría con un gran objetivo: llevar desarrollo al área rural.

Recientemente fue inaugurada la segunda fase de la primera planta solar fotovoltaica del país (la 1º fase se entregó en septiembre 2014) con una capacidad de 5,1 MW y ubicada en Villa Bush (Pando).

La Planta Solar Fotovoltaica de Cobija proveerá de energía eléctrica continua a los municipios de Cobija, Porvenir, Filadelfia, Bella Flor y Puerto Rico.

La inversión fue de U$D 11 millones. La Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) invirtió U$D 4,98 millones (47%), mientras que la Cooperación Danesa aportó U$D 6 millones (53%) a fondo perdido.

Con la Planta Solar Fotovoltaica Cobija el país sustituirá el consumo de 1,9 millones de litros de diésel por año.

La planta solar proyectada para el departamento de Oruro tendrá una capacidad de 20 MW y su construcción supondrá la inversión de U$D 45 millones.

Solar Térmica Bolivia

En Bolivia se estima un crecimiento de aproximadamente 500 instalaciones de energía solar térmica al año en todo el país.

Este crecimiento evidentemente, es demasiado lento teniendo en cuenta el potencial solar de Bolivia.

La radiación es muy alta, por lo que se podrían aprovechar numerosas aplicaciones de energía solar térmica.

Sin embargo, el mercado nacional es incipiente y existen pocas empresas dedicadas a esta tecnología.

La zona más activa se ubica en la región central de Cochabamba donde hay unas 5 empresas que se dedican principalmente a instalaciones de equipos termosifón.

En Bolivia la energía está disponible solamente para una reducida parte de la población. Muy amplios sectores de áreas rurales no están conectados con las redes públicas.

Las redes de distribución de energía eléctrica y de gas no llegan a estas regiones alejadas porque la ampliación de esas redes no se reflejaría en ganancias para las empresas proveedoras.

El uso de energía solar térmica cuenta con un potencial enorme para dotar de agua caliente a comunidades situadas en la zona del altiplano; donde existen temperaturas muy bajas que repercuten negativamente en las actividades productivas y cotidianas de las personas de esa región.

Las condiciones climáticas en esta región son extremas debido a las heladas nocturnas. El agua proveniente de tuberías o pozos tiene una temperatura muy baja y por lo tanto tiene que ser calentada mediante energía eléctrica o gas para el aseo personal de la gente y para el lavado de diversos elementos y ropa.

Como Bolivia está situada cerca al ecuador, la radiación solar es muy alta y casi no presenta variaciones entre los periodos de invierno y verano. Por lo tanto se encuentran condiciones ideales para el uso de energía solar en el calentamiento de agua.

Por lo expuesto anteriormente, resulta evidente que la clave para superar esta situación es estimular el crecimiento del mercado para productos solares térmicos a través de medidas que incidan tanto en la oferta como en la demanda en los departamentos de La Paz, Oruro y Cochabamba.

Esto contribuiría a la disminución de la pobreza, la conservación del medio ambiente y la protección de recursos naturales.

Desde el punto de vista empresarial, fomentaría el establecimiento de empresas en el lugar.

La difusión de esta tecnología es actualmente limitada en Bolivia por:

– Deficiencias tecnológicas

– Falta de medios de certificación

– Estructuras poco eficientes en cuanto a servicio, venta y mantenimiento

– Desconfianza de parte de posibles usuarios

– Altos costos de producción y prestación de servicios originados en limitados volúmenes de producción y venta

– Escaso acceso a financiamiento

– Ausencia de incentivos (financiación, subvenciones o excepciones de impuestos) por parte del Estado.

Bolivia Solar

Bolivia cuenta con un elevado potencial energético, tanto de energías tradicionales como de energías alternativas.

Por su naturaleza geológica, el país es más productor de gas natural que de petróleo (62% del total de líquidos producidos a partir de condensados).

Las reservas de gas natural son las segundas más grandes de Sudamérica (después de Venezuela), pero las primeras considerando las libres de líquidos. Además se prevé que aumenten en unos 200 o 300 trillones de pies cúbicos.

Es la base de la economía boliviana. Tiene contratos de exportación con los países que la rodean. Por ejemplo, con Brasil tiene un contrato de venta de 30 millones de pies cúbicos por día durante 20 años.

El sector de la energía eléctrica absorbió el 63% de las ventas de gas natural.

La electricidad generada en Bolivia proviene de centrales hidroeléctricas (35%) y centrales termoeléctricas (65%).

El Sistema Interconectado Nacional (SIN) está integrado en un 90% por los principales centros de producción y consumo (La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, Chuquisaca, Beni y Santa Cruz) y por sistemas aislados en las ciudades y poblaciones menores que completan el restante 10% del mercado eléctrico nacional (Departamento de Pando).

Bolivia está empeñada en cambiar su matriz energética, que en la actualidad se sustenta en la generación termoeléctrica.

Las autoridades han señalado varias veces que el objetivo es que el 70% de la generación de energía sea hidroeléctrica o provenga de otras fuentes alternativas como la eólica y la solar, y que el 30 % restante sea termoeléctrica.

Por eso se ha propuesto incorporar alrededor de 183 MW de fuentes renovables de energía como meta para el 2025.

Las 2/3 partes de Bolivia, cuya posición latitudinal está entre los paralelos 9º 40′ S y 22º 53′ O, se encuentran en la franja de mayor radiación solar.

Esta situación hace que cuente con uno de los mayores niveles de intensidad solar de la región.

La incidencia solar en el territorio nacional alcanza los promedios anuales de 5,4 kWh/m²día de intensidad y de 7 h/día de insolación efectiva.

Sin embargo, quizás por la elevada disponibilidad de gas natural, actualmente Bolivia no cuenta con normativa y legislación que fomente el desarrollo sostenido de las instalaciones solares.

Solar Fotovoltaica Argentina

El mercado fotovoltaico argentino está segmentado en 3 tipos de demanda:

1- Usos rurales.

Los equipos demandados son para electrificación de puestos o viviendas rurales (50W-80W); sistemas para iluminación (30W-100W); alimentación de bombas de agua que remplazan al tradicional molino multipala (50W-400W).

2- Usos profesionales o empresariales.

Provisión de energía a sistemas de telecomunicaciones (100W – 400W), telemetría, balizamiento, señalización, sistemas de emergencia en autopistas (20W – 50W), protección catódica y válvulas de bloqueo en gasoductos (más de 20kW).

3- Demanda institucional.

Comprende programas de asistencia social, entes reguladores de energía, fundaciones y empresas provinciales de energía. Se demandan equipos para iluminación y electrificación de escuelas, centros médicos, puestos de policía y usuarios residenciales. Potencias entre 50W y 400W.

Hasta el año 1999 la demanda de módulos FV mantuvo un crecimiento anual sostenido de entre el 20% y el 50%. A partir de ese año y particularmente luego de la devaluación de 2001, la demanda de módulos ha sufrido una fuerte caída que ha comenzado a revertirse a partir de 2004.

No hay fabricación nacional de módulos solares.

Con aproximadamente 1 a 2 MW de potencia instalada al año, principalmente en aplicaciones aisladas, parece que la única manera de que el mercado crezca es a través del desarrollo de proyectos a gran escala.

Conclusión: las autoridades gubernamentales no han aprendido la lección impartida en otras latitudes.

Los esfuerzos deberían concentrarse en la instalación de sistemas distribuidos y la integración de la energía FV en entornos urbanos, desarrollando los mercados residencial, secundario y terciario.

El futuro de un sector de energía solar FV sólido y consistente claramente pasa por el desarrollo de:

1) Un acotado número de proyectos sobre suelo conectados a red.

2) El estímulo a instalaciones sobre cubiertas y tejados de empresas y particulares en base a un sistema de medición neta o prima por inyección a la red.

Actualmente no hay una prima por inyección de electricidad solar a la red a nivel residencial.

Hay acuerdos de compra de electricidad solar adjudicados en el programa GENREN a U$D 572 / MWh (El triple del promedio de los acuerdos PPA adjudicados en el resto de Latinoamérica).

En la ciudad de San Juan se inauguró en 2012 una instalación que empleó una combinación de estructuras fijas y seguidores, placas policristalinas, monocristalinas y de silicio amorfo.

Tiene 1,2 MWp de potencia y se convirtió en la primera planta solar fotovoltaica de Sudamérica con conexión a la red del sistema eléctrico integrado nacional.

A nivel doméstico la inversión en un sistema solar FV se recupera en unos 5 años comparada con un grupo electrógeno.

Comparada con la electricidad de red, las cifras son radicalmente distintas.

La electricidad de red tiene un precio aproximado de U$D 47 por MWh contra U$D 142 del MWh solar.

O sea, la electricidad solar cuesta el triple que la de red. En este escenario, la inversión solar se recuperaría en 98 años (más de 3 veces la vida útil de los equipos).

La paradoja es que según un análisis de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires (APRA) cada MWh que se suma al país, aportado por centrales térmicas, cuesta U$D 344.

Es decir que con las centrales térmicas (mayoría en la matriz energética del país) se vende al usuario la electricidad 7 veces más barata de lo que cuesta producirla y transportarla.

Además, unos U$D 15.000 millones anuales se destinan a importar combustibles.

Resumiendo, falta de sentido común y ninguna planificación.

Si se pagara la electricidad al precio de otras ciudades de la región (Santiago de Chile, Montevideo o San Pablo), la inversión en el sistema solar se recuperaría en 12 años.

A partir de 2016, veremos si el cambio político producido en el país propiciará el fin de la crisis energética y el desarrollo sostenible de la energía solar fotovoltaica.

Solar Térmica Argentina

En materia de energía solar térmica, la Argentina ha entrado en un proceso de incorporación de esta tecnología tomando a la construcción como motor para el desarrollo del mercado ante la inexistencia de legislación y normativa que la impulse.

Hay iniciativas aisladas. Existen municipios que cuentan con Proyectos de Ley u Ordenanzas solares, como el de la ciudad de Rosario.

Pero podríamos decir que el sector de la energía solar térmica en Argentina está en pañales.

Hoy 2015, no existe una exhaustiva medición del recurso solar, se comercializan equipos que no han sido sometidos a ensayos ni cuentan con certificación y no hay información estadística del sector.

Generalmente se instalan sistemas termosifón para la producción de ACS en casas rurales y en casas urbanas donde no hay acceso a gas de red. También se instalan equipos para la climatización de piscinas.

Una estimación del año 2009 indica que cerca de 2.000 m² de colectores fueron instalados ese año y que en 2010 se duplicó alcanzando los 4.000 m2.

Los colectores planos constituían entonces 2/3 del mercado con una gran proporción de productos nacionales, siendo de tubo de vacío la mayoría de los colectores importados.

En 2015 se calcula una capacidad instalada por encima de los 30.000 m² de colectores; la mitad de ellos para calentamiento de piscinas exteriores.

La mayor parte de las empresas del sector se encuentran en la Región Central (principalmente en el Gran Buenos Aires) y la Región Noroeste es la que tiene mayor superficie de colectores instalada, seguida por el Noreste.

¿Cómo se podría impulsar el desarrollo sostenido de esta tecnología?

Por parte del sector público exigiría:

– La eliminación de la desventaja competitiva generada por los altos subsidios a la electricidad y al gas de red.

– Sancionar normas y crear incentivos.

– Dar el ejemplo incorporando instalaciones a su infraestructura.

Por parte del sector privado exigiría:

– Introducir mejoras en la calidad de los productos.

– Formar mano de obra capacitada en dimensionado y diseño de sistemas e instalación y mantenimiento.

– Enfrentar el desafío adicional de una competencia extranjera, en algunos casos, con equipos a un más bajo costo y mejores prestaciones que los de fabricación nacional.

Sólo en el sector residencial, se estima un potencial de 6 millones de m2 para la producción de ACS; otros 2,2 millones de m2 en los sectores público, comercial y de servicios, más un potencial importante en las industrias.

Considerando los 20 años de vida útil que tiene un sistema solar térmico, con el nivel de insolación de la provincia de Buenos Aires la inversión se recuperaría en aproximadamente 15 años si la comparamos con el precio actual del gas de red.

Sin embargo, en los casos del gas envasado y de la energía eléctrica, la tecnología solar térmica ya es rentable en muchos lugares de la zona central y norte del país.

Comparándola con el gas envasado, recuperaríamos la inversión del equipo solar térmico en unos 2 años.

Comparándola con el uso de un termotanque eléctrico, recuperaríamos la inversión en el equipo solar en unos 5 años.

Un mercado solar térmico consistente brindaría al país varios beneficios:

– Reducción en la demanda de energía convencional.

– Reducción en la importación de energía

– Reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

– Creación de un nuevo sector económico y de nuevas fuentes de trabajo.

– Creación de una industria nacional con alto valor agregado.

Argentina Solar

En 1992, Argentina dividió el sector eléctrico del Estado en generación, distribución y transmisión y lo vendió a inversores privados.

Cuando la crisis económica de 2001-2002 sacudió al país y se devaluó la moneda, el gobierno temió por el costo político que tendría un aumento en el precio de la electricidad y en 2002 congeló los precios del gas natural y las tarifas de los usuarios finales.

La solución funcionó a corto plazo, pero frenó la exploración de nuevas fuentes energéticas y la inversión en mejoras de infraestructura por parte de los inversores extranjeros.

La extracción nacional de gas natural disminuyó, dejando instalaciones de generación eléctrica sin usar y crecieron las importaciones de energía.

Con la recuperación económica, la demanda de energía se disparó a un promedio del 5% anual desde 2003.

En 2004 se creó Enarsa, con la principal misión de explorar y extraer hidrocarburos, petróleo y gas natural; además del transporte y distribución de estos recursos. Sin embargo, los fallos de suministro siguen siendo un problema.

Argentina ha apostado fuerte por un recurso renovable: el agua. Este recurso representa alrededor del 35% de la electricidad por lo que es necesaria una mayor diversificación para evitar los problemas que acarrearía una fuerte sequía.

Aunque parezca mentira, por el desarrollo que ha tenido hasta el momento, Argentina es uno de los países del mundo con más potencial para las energías renovables.

Si Argentina se lo propone, podría suplir la totalidad de su consumo eléctrico con energías renovables, e incluso podría llegar a ser exportadora neta.

En el año 2006 se creó el marco regulatorio, con la sanción de la ley 26.190/06, otorgando a las energías renovables el carácter de interés nacional.

Se fijó, como objetivo para el año 2016, que la Argentina deberá alcanzar un 8% de generación de energía eléctrica a través de fuentes renovables.

Los números indican que en 2016 apenas se superará el 2%. Se alcanzará poco más del 25% del objetivo planteado.

En el año 2009, el gobierno nacional junto con Enarsa, la empresa pública de energía, lanzó el programa GENREN, que ofrecía comprar 1.000 MW de energías renovables mediante contratos fijos a 15 años.

En junio de 2010, luego de un exhaustivo análisis, se conocieron los ganadores y se aprobaron un total de 895 MW.

La mayoría de las ofertas fueron por energía eólica.

A pesar de que las zonas central y norte del país gozan de muchos días de sol al año que permitirían aprovechar numerosas aplicaciones de energía solar, se otorgaron tan sólo 20 MW para energía solar fotovoltaica en la provincia de San Juan.

La inestabilidad económica de las últimas décadas se contrapone con la previsible crisis energética en la que la Argentina viene hundiéndose, cada vez más rápidamente.

Con tarifas que no reflejan el verdadero costo de los recursos ni la necesidad de inversión y una política de subsidios que pronto llegará forzosamente a su fin, las energías renovables cobran un valor que nunca antes habían tenido.

La incertidumbre sobre la disponibilidad y valor de la energía en el futuro es una incógnita que solamente el Estado puede resolver con planificación energética e implementando políticas públicas en eficiencia energética y promoción de energías limpias.

Solar FV Latinoamérica

Latinoamérica genera cerca del 7% del total de la electricidad mundial y las fuentes no tradicionales representan sólo el 6% del mix energético.

Se espera que para el 2050 más del 20% de la electricidad generada en la región provenga de energías renovables no hidráulicas.

¿Puede ser importante el aporte de la energía solar fotovoltaica?

Esta tecnología presenta gran potencial en la región, pero en la mayoría de los países sigue marginada a un segundo plano en las decisiones energéticas y lo que se hace al respecto va dirigido muchas veces a «la tribuna» y muy poco se concreta.

Comparada con el resto del mundo, la tasa de implementación de energía solar fotovoltaica en América Latina es muy baja.

Anualmente se espera la instalación de unos 100 GW de energía solar fotovoltaica a nivel mundial y habitualmente sólo el 1% corresponde a esta región.

Sin embargo, el hecho de no haber sido una de las regiones donde se inició el desarrollo de esta tecnología le permitiría aprender de los errores cometidos en otras regiones o países.

Hay que distinguir entre desarrollo industrial solar (fabricación de módulos y otros componentes) y producción de energía solar (electricidad solar).

El desarrollo industrial solar en la región lo tiene difícil con la abrupta caída en los precios de los módulos.

En cambio, la producción de electricidad solar se ve favorecida por esta caída en el precio de los módulos y hace más competitiva a la energía solar fotovoltaica.

El costo promedio de 1 W instalado de energía solar fotovoltaica se ha reducido radicalmente en los últimos años y la mayoría de las proyecciones indican que esta tendencia va a continuar. Los costos subyacentes asociados a la energía solar fotovoltaica también continuarán disminuyendo.

La capacidad instalada fotovoltaica de los países latinoamericanos siempre estuvo orientada a aplicaciones aisladas para atender necesidades de poblaciones rurales, sin acceso a la red eléctrica.

Recién a partir de 2014 los proyectos solares fotovoltaicos comenzaron a atraer capital.

América Latina tiene 51 plantas solares fotovoltaicas en operación y ha instalado 625 MW de energía fotovoltaica en 2014, frente a 133 MW en 2013. Se han anunciado 23 GW de proyectos, 5,2 GW en contratos, 1,1 GW en construcción y 722 MW en operación.

Desde la consultora GTM Research señalan que la potencia instalada en MW ha registrado un aumento del 370% en 2014 y se prevé que suba un 237% en 2015.

Esta cifra podría revisarse a la baja tras el derrumbe de precios que en los últimos meses ha sacudido a la industria petrolera y al sector de las materias primas.

Hoy en día, en los países latinoamericanos con buenos niveles de radiación y un mercado energético sin grandes subsidios, el modelo de la energía solar fotovoltaica es autosostenible.

En algunas ciudades de México, Brasil, Chile y Perú, el coste de la energía solar fotovoltaica se sitúa muy cerca de la paridad de red.

Ya cuentan con normativa nacional para conectar generadores fotovoltaicos bajo el sistema de medición neta: Costa Rica, Guatemala, México, Panamá, República Dominicana y Uruguay.

Los lugares más idóneos para localizar grandes plantas son los desiertos cerca de la costa del Pacífico y el nordeste de Brasil.

Durante los próximos 20 años se espera que la inversión en energía solar fotovoltaica llegue a unos U$S 100.000 millones anuales en todo el mundo.

Se estima una previsión de desarrollo de 3,5 GW para 2016 en América Latina.

¿ Es posible ?

Para saberlo vamos a hacer un análisis país por país, porque hay realidades muy distintas.

Solar Térmica Latinoamérica

La energía solar térmica para aplicaciones domésticas es una tecnología madura que se ha desarrollado exitosamente en muchos países durante más de 30 años.

No se entiende muy bien el por qué de su escaso desarrollo en comparación con la energía solar fotovoltaica ya que casi duplica su rendimiento.

Es una tecnología relativamente simple que ya cuenta con pequeños y medianos fabricantes en países de la región como Argentina, Uruguay y Brasil. Sin embargo, no hay todavía una certificación a nivel regional como ocurre en Europa.

En el vecino país caribeño de Barbados el 80% – 90% de los hogares poseen equipos de energía solar térmica en sus techos. Este país se ubica en el top 5 mundial de capacidad instalada per cápita.

No hay datos fiables respecto de la capacidad instalada en Latinoamérica.

Los más recientes a nivel mundial datan de 2012 y estiman una capacidad instalada de 234 GWth. Brasil aparece entre los 7 primeros países con unos 4 GWth (2%).

El mercado regional latinoamericano se está desarrollando lentamente.

En paralelo, está surgiendo un incipiente marco regulatorio en materia de certificaciones que se basa principalmente en los marcos regulatorios de Europa y EEUU. La COPANT está trabajando en la unificación del marco regional de standards y certificaciones.

Una de las principales barreras para el desarrollo de la energía solar térmica son los importantes subsidios que algunos países de la región otorgan a las energías convencionales.

Profesionales y empresas del sector de la energía solar térmica de Latinoamérica y el Caribe se han reunido recientemente en San José, Costa Rica, para impulsar el desarrollo de esta tecnología en la región.

La convocatoria fue realizada por IRENA (International Renewable Energy Agency), OLADE (Organización Latinoamericana de Energía), ICE (Instituto Costarricense de Electricidad) y el Instituto Alemán de Metrología (PTB).

Según el Departamento de Innovación y Tecnología de IRENA, actualmente solamente se aprovecha el 3% del potencial solar térmico de la región.

La conclusión más importante a la que arribaron es que la región tiene un enorme potencial para el desarrollo de la energía solar térmica en los ámbitos residencial y comercial, pero la experiencia demuestra que para conseguirlo hay que fomentar la confianza en esta tecnología.

¿ Cómo se consigue esto ?

Las propuestas fueron:

1) Desarrollar mecanismos que aseguren la calidad de las instalaciones (standards e inspecciones)

2) Fomentar buenas prácticas entre profesionales y empresas del sector (test y certificaciones)

3) Implementar políticas de gobierno que impulsen el desarrollo genuino de esta tecnología

El análisis global de los programas de desarrollo de energía solar térmica estima una capacidad instalada mundial de 1.600 GWth en 2030 y unos 3.500 GWth en 2050.

¿ Será Latinoamérica un actor importante en este crecimiento de la capacidad instalada mundial ?

Para saberlo, en las próximas entregas analizaremos el sector solar térmico de cada uno de los países que componen la región.

Energía Solar en Latinoamérica

Para evaluar el potencial solar de la región vamos a exponer antes algunas variables macro.

Latinoamérica agrupa a Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.

Tiene 22.222.000 km2 de superficie (aproximadamente el 13,5% de la superficie emergida del planeta) y más de 600 millones de habitantes.

La región presenta una notoria diversidad política y económica y es inestable por el continuo cambio de enfoque en las políticas monetarias.

En la actualidad, en Latinoamérica se reconocen 3 tipos de sistemas económicos.

Los capitalistas, con economías abiertas que se basan en el libre mercado y en tratados de libre comercio. Entre estos países se encuentran Perú, Chile, México, Colombia, Panamá y Costa Rica.

Los países que, si bien sostienen una estructura de apertura al mundo, son claramente proteccionistas; con una economía social de mercado o economía mixta. Entre estos países se encuentran Argentina, Uruguay, Brasil, Ecuador, Bolivia y Paraguay.

Finalmente están los países que sostienen economías cerradas, con muy poca relación de libre mercado y con clara tendencia al modelo marxista. Este es el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Las economías de mayor tamaño según su PIB son Brasil, México, Argentina, Colombia y Venezuela.

Mientras que las economías más desarrolladas en términos de PIB per cápita son Chile, Argentina y Uruguay.

Ahora analicemos el recurso solar disponible en la región.

La energía solar está uniformemente distribuida, ya que gran parte de la región se encuentra dentro de la denominada región ‘‘Cinturón del Sol“ de más alta radiación solar. Con la excepción de sitios específicos se trata de un recurso previsible y confiable.

¿Cuál es la principal ventaja de la energía solar respecto de otras energías renovables?

Que tiene un mayor grado de integración al entorno urbano.

Las instalaciones en azoteas aprovechan superficie ociosa para generar energía limpia. El país que concentre sus esfuerzos en el desarrollo de este tipo de instalaciones tendrá la llave de su soberanía energética y la de sus habitantes.

Otro factor importante es que las instalaciones solares ya pueden ser realizadas por mano de obra local, reduciendo la dependencia tecnológica hacia los desarrolladores y proveedores de equipos (la mayoría fabrica fuera de la región). Esto hace que no se vincule la venta de los equipos con la instalación, puesta en marcha, operación y mantenimiento; como ocurre en el caso de otras energías renovables.

Con algunos de los mejores recursos solares del mundo, América Latina tiene su gran oportunidad.

Algunas razones para ser optimistas:

1. Buenos niveles de radiación solar en la región

2. Tendencia sostenida a la baja en los precios de los componentes de sistemas solares

3. Tecnología con alto potencial de generación de empleo local

4. Aumento de la conciencia ambiental ciudadana

5. Conveniencia para muchos países de reducir la dependencia del petróleo y sus derivados

6. Voluntad política que se evidencia en los gobiernos de algunos países de la región

Y algunos temas pendientes:

1- Inversión en infraestructuras de redes de transmisión modernas interconectadas y equipos de medición bidireccional

2- Mayor mercado financiero para respaldar con préstamos a largo plazo el desarrollo de la tecnología solar

3- Inestabilidad económica e Inseguridad jurídica en algunos países de la región

En las próximas entregas vamos a analizar la situación de las aplicaciones domésticas de energía solar térmica y fotovoltaica en la región.